Al vivir atento , al estar contento con aspavientos,
al sentir la máxima de mi lado y de mi lecho,
al aspirar tocar lo alto con una mano extrema.
Sufrir en parte la euforia de sentirlo cierto,
ahí canalizo todo aquello que en cuerpo censo.
Magnificos campanarios suspendidos en el aire,
repasando melodias tocadas en días de otrora,
que reviven la memoria de requiems participados,
de aquellos amigos ya idos y por si recordados.
La música siempre acompaña la huella.
En esta manera de recordarlos se mezcla todo,
entre los aspavientos y los nostálgicos recuerdos,
hay simbiosis que caracteriza en sus mejores momentos
lo vivido, lo sufrido, lo alegrado y lo aprendido
Ahí encuentro el equilibrio entre lo presente y aquello ausente.
ARGON
07/09/2019
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